El espíritu humanista y esperanzador he procurado que esté siempre presente en esta bitácora. Mi mayor recompensa es saber que puedo llegar al paciente, que lo que escribo le sirve de ayuda o incluso si simplemente le emociona o le conmueve. Construyendo estas líneas consigo dar más motivación y sentido a mi trabajo rutinario, pues he logrado primero salir del búnker y traspasar después la puerta del hospital.
Deseo dar desde aquí las gracias a todos los que me leen, a todos los que de una manera u otra me ofrecen su apoyo a través de sus comentarios, a los que me mencionan en sus blogs o redes sociales, a los que me dan ideas, a los que me animan a seguir escribiendo y a cualquiera que pasee entre estas palabras. Seguiré tratando de dar lo mejor desde el conocimiento, la experiencia, el cariño, el respeto y la admiración por los grandes protagonistas de este blog: los pacientes oncológicos y sus familias.
Celebro así estas 200.000 visitas. Prometo hacerlo desde la sencillez de las pequeñas y simples cosas…