Cineterapia oncológica: Cartas al cielo (“Letters to God”, EEUU. David Nixon. 2010) 5/5 (1)

Cartas al cielo (Patrick Doughtie y David Nixon, 2010) es una película basada en hechos reales. Tyler Doherty interpretado exquisitamente por Tanner Maguire es un niño de 8 años enfermo terminal de un particular cáncer del sistema nervioso central (meduloblastoma). El protagonista de esta historia logra conmover a su familia, amigos y vecinos e inspira esperanza a todo aquel con el que tiene relación.
En el largometraje tiene una especial relevancia el hecho de ver cómo repercute la enfermedad y la actitud de Tyler en cada uno de los miembros de la familia. Su hermosa madre es también enfermera y para colmo ha enviudado demasiado joven. Ahora lucha en contra de una situación contra natura como es la de ver que un hijo enfermo se le va. Lucha como sabe y puede. Su hermano mayor de 16 años está sobrepasado por tanto dolor. Destaca una fuerte y siempre presente abuela. En el guión se cuela un cartero sustituto, Brady McDaniels interpretado por Jeffrey Johnson. Brady se siente tremendamente solo y ahoga sus penas en alcohol. Aún le quedan secuelas psicológicas de haber participado en la guerra de Irak. Se ha divorciado y ha perdido la custodia de su único hijo. Este peculiar cartero sufre una importante transformación al conocer a Tyler que le inspira a buscar una vida mejor para él y para el hijo que perdió.
La película comienza con un típico barrio residencial de EEUU y un feliz cartero repartiendo y recogiendo la correspondencia de los vecinos a los que conoce bien. Muy a menudo recoge cartas de un niño con esta dirección: “To God, From Tyre” (Para Dios, de Tyre).

Tyre aparece con una cicatriz vertical occipital y con la típica alopecia de los niños neoplásicos. Tyre también explica sin pudor a la vuelta al colegio sus tratamientos: la cirugía, la quimioterapia y también la radioterapia. Es sorprendente lo bien que se aproxima el filme en este caso a la realidad, pues explica magníficamente en qué consiste la radioterapia, para qué sirve y las secuelas que se esperan. No es frecuente este hecho en la gran pantalla y me ha sorprendido gratamente. Dice el protagonista con toda naturalidad que igual no será tan alto como sus amigos de su edad.

Resulta muy conmovedora la voz en off del protagonista en muchos pasajes: “Hoy he aprendido una palabra nueva: meduloblastoma”, “Me alegro mucho de haber vuelto a casa desde el hospital. Pero sobre todo me gustaría que mi madre volviese a reír. Es lo que más echo de menos”.
Hay hermosas escenas para recordar como la vuelta a clase con la duda de algún compañero sobre si el cáncer es o no contagioso, los miedos lógicos de Tyre sobre el qué dirán. Los momentos con su amiga Sam son casi mágicos. Su sonrisa llena la gran pantalla, su aspecto vivaracho con gorro y aspecto rebelde atraen al espectador. Las reflexiones que le proporciona el gruñón abuelo de Sam nos trasladan a otro mundo increíble.

En todo este entramado hay un hilo conductor: las Cartas a Dios. Cartas escritas por un niño desde el corazón, con toda su ternura, su significado y su trascendencia. Es posible ver en la película un trasfondo religioso, pero no molesta. Podemos ver que a pesar de las creencias, todos tenemos dudas sobre las mismas cuestiones, las mismas preguntas sin respuestas. Con el sufrimiento y la muerte inminente e inevitable de Tyler surge la espiritualidad, el trasfondo, el verdadero sentido de la vida transmitido a través de unas sencillas cartas. Cartas que se convierten en una esperanza contagiosa.

Cartas a Dios es una película sensible, bien llevada y tremendamente emotiva. Es de esas películas en las que conviene llevar pañuelo en mano.

La película termina con un emotivo y curioso epilogo, con el antes y el feliz después de historias reales de cáncer: leucemia linfoblástica aguda, linfoma de Hodgkin, tumor cerebral, sarcoma de Ewing, cáncer de ovario, cáncer de mama, cáncer de próstata, etc.

Y acaba con el letrero: “Si el cáncer ha tocado tu vida de algún modo y necesitas apoyo o ayuda visita www.lettertogodthemovie.com“.

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Cuidados Paliativos y el respeto al dolor

Cualquier persona que se enfrenta a una enfermedad potencialmente mortal o a una enfermedad crónica debería ser tan afortunada como Catalina, una camarera de 27 años de edad en Nueva York. 

La doctora Diane E. Meier, una especialista en Cuidados Paliativos en el Centro Médico “Mount Sinai” recordó la historia de una joven paciente en un artículo publicado en 2011 en el Journal of Clinical Oncology. Catalina, que no fue identificada  para preservar su intimidad, fue diagnosticada de una leucemia y padecía importantes dolores óseos que no se aliviaban con paracetamol-codeína.

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¿Qué es una Biopsia Selectiva del Ganglio Centinela? 4.5/5 (4)

En estos últimos años ha irrumpido con fuerza la técnica realizada por los Médicos Nucleares de la Biopsia Selectiva del Ganglio Centinela (BSGC). Se abren así nuevas expectativas y se renueva el concepto sobre la diseminación ganglionar de ciertos tumores sólidos. En consecuencia, asistimos ante un escenario de posibilidades con un mejor abordaje quirúrgico que puede llegar a producir un gran impacto en el pronóstico y en la calidad de vida especialmente en pacientes con melanoma maligno o cáncer de mama, patologías donde más frecuentemente se lleva a cabo esta técnica.

El drenaje linfático del tumor no ocurre de forma aleatoria, sino que sigue un estricto patrón. El flujo de células tumorales que se desprenden y emigran del tumor se dirige sólo a ciertas regiones ganglionares colectoras y dentro de ellas, a un ganglio muy concreto y determinado que se convierte en el receptor directo. Posteriormente se produce un paso secundario a otros ganglios. En algunas lesiones como el melanoma maligno, paralelamente al flujo linfático se produce un orden similar en la progresión linfática metastásica. La localización y consiguiente biopsia selectiva de este primer ganglio denominado “Ganglio Centinela”, es capaz de reflejar la diseminación ganglionar global, ya que dicho ganglio linfático es el que tiene las máximas posibilidades de albergar una diseminación inicial. Ello implica que no vamos a encontrar metástasis ganglionares en la región de drenaje linfático de un tumor si este ganglio centinela es negativo, lo que nos permite prescindir de las llamadas linfadenectomías (extracción quirúrgica de un buen puñado de ganglios).

Las ventajas de esta técnica radica en dos hechos fundamentales:

  1. Es una prueba con un alto valor predictivo negativo, cercano al 100%, lo que traducido significa que hay una alta probabilidad de que sea negativo si la técnica de biopsia selectiva de ganglio centinela sale negativa.
  2. En un gran número de casos el ganglio centinela es el único ganglio afectado y muchas veces lo que se ve en él son micrometástasis (metástasis microscópicas)

 

Inicialmente la Biopsia Selectiva del Ganglio Centinela (BSGC) se llevó a cabo mediante el uso de colorantes quirúrgicos como el Linfazurín o el Azul Vital. Sin embargo, en comparación con los trazadores isotópicos (elemento radiactivo que nos va a indicar la posición del ganglio), estos colorantes presentan una eficacia limitada para la localización efectiva del ganglio centinela.

Los trazadores isotópicos utilizados en la Biopsia Selectiva del Ganglio Centinela son pequeñas sustancias coloidales (nanocoloides) cuyas partículas son neutras y biológicamente inertes. Los nanocoloides se marcan con 99mTc (tecnecio 99), radionúclido que presenta grandes ventajas prácticas, por su fácil detección y su gran disponibilidad en cualquier Centro de Medicina Nuclear. Estos preparados son estables in vivo y su mecanismo de acción es físico. Tras su inyección alrededor del tumor, una pequeña fracción de las partículas difunde por el sistema linfático, como única vía. Poco tiempo después de su administración, generalmente menos de una hora, el trazador ya se localiza (y permanece) en el ganglio centinela, lo cual permite la obtención de imágenes gammagráficas para su detección (Linfogammagrafía prequirúrgica, algo así como una radiografía obtenida por la radición del elemento radiactivo inyectado). Ésta constituye un paso esencial en la técnica, ya que se ha demostrado una importante variabilidad individual en los patrones linfáticos de drenaje de cada paciente. Este “mapa” previo a la cirugía facilita mucho la localización intraoperatoria (dentro del acto operatorio) de los ganglios.

En un segundo tiempo, en quirófano, y mediante el uso de una sonda isotópica portátil o sonda gamma, se localiza el ganglio centinela (rastreo en el mismo acto de la intervención), procediéndose a la biopsia ganglionar selectiva. Al final del procedimiento debemos cerciorarnos, también mediante la sonda, que no dejamos restos de ganglios centinelas en el campo quirúrgico. Sólo en los casos positivos para metástasis se procedería a linfadenectomía reglada (extracción de una cantidad variable pero numerosa de ganglios).

En resumen, el objetivo de la biopsia selectiva del ganglio centinela es conseguir una buena estadificación ganglionar, mínimamente invasiva, evitando así linfadenectomías innecesarias e indicando las que sí lo son. Sin duda ha mejorado mucho la calidad de vida de los pacientes disminuyendo las complicaciones postoperatorias, el linfedema crónico, las lesiones vásculo-nerviosas y la alteración en la movilidad del miembro al que se le realiza la linfadenectomía. Aunque la mayor experiencia de esta técnica se realiza en cáncer de mama y melanoma, es posible que asistamos en los próximos años a un auge de la misma para otros tumores (Por ejemplo: tumores de cabeza y cuello o en algunos tumores ginecológicos) .

Es una técnica multidisciplinar en la que intervienen los médicos nucleares, los cirujanos generales, los ginecólogos, los patólogos, los oncólogos (médicos y radioterápicos) y dermatólogos, por lo que es fundamental para su éxito una buena colaboración, coordinación y trabajo en equipo.

Les dejo con un video explicativo de la técnica aquí comentada

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Carta a Albert Jovell

Querido Albert:

Nos sentimos con tu marcha desde el pasado 26 de Noviembre un poco huérfanos. Se dice que tu pérdida es irreparable desde el Foro de Pacientes que tú presidías. Las redes sociales, los blogs y los medios de comunicación se han hecho eco de la triste noticia y desde muchos lugares de nuestra geografía se lamenta que ya no te encuentres entre nosotros.

Han sido doce e intensos años de lucha contra un timoma, un tumor muy infrecuente. Pero en lugar de encerrarte y llorar tu pena, decidiste no lamerte las heridas y aprovecharlas con esa doble condición de médico y enfermo. Tomando ese testigo que la vida te puso en su camino, emprendiste una carrera a favor del que sufre, del que padece, del enfermo. Lo empoderaste y le pusiste en el sitio que se merece. Cogiste la empinada vertical imperante de la medicina actual y la inclinaste en sentido horizontal, acercando esa posición que entre el médico y el enfermo. Una posición que aprendiste y te impregnó a fuego lento tu padre, un médico sencillo, humanista, de esos que se sientan en una silla a la cabecera de la cama del paciente, le mira a los ojos, le escucha con atención, le toca y sabe cuándo cogerle la mano. Esa imagen auténtica quedó grabada para siempre en tu cerebro, de tal forma que cuando tú te inicias como médico observas con desilusión que el rol médico que tanto admirabas y por el que habías elegido estudiar Medicina estaba desapareciendo.

Buscaste entonces ampliar horizontes y cambiar de perpectiva estudiando Sociología. Desembarcaste en la prestigiosa Universidad de Harvard donde te doctoraste en Salud Pública. Y volviste del otro lado del Atlántico para estar junto a tu padre enfermo de un cáncer, ese maestro con el que te sentías tan identificado y del que siempre hablabas con orgullo, admiración y profundo respeto.

Luego la vida te puso a prueba, esta vez en primera persona, joven, con una familia y en medio de una actividad académica incesante y brillante. Emprendiste una bonita cruzada enarbolando tu enfermedad como una bandera, como un valor, no como un estigma o una pena. Tu determinación y coraje han sido dignas de admiración. Tus palabras, tus reflexiones y tu posición como médico-enfermo te hacen grande, te ennoblecen. Nos dejas un buen legado en forma de artículos, noticias y libros.

Sólo espero Albert que esa semilla que ha nacido crezca y fructifique en forma de ese bello término por ti empleado de “Medicina Basada en la Afectividad”. Gracias por tus sabias enseñanzas que abren camino a muchos de nosotros que esperamos estar a la altura de esa buena Medicina.

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Cineterapia oncológica: La teta que os falta (España, César Ríos Aguilar 2012)

Carla es una joven mujer que ha superado una mastectomía por un cáncer de mama. Durante una cena especial de despedida con un grupo de amigos, los comensales se separan por sexos siendo inevitables las conversaciones paralelas de hombres y mujeres. Surgen espontáneamente temas de conversación cotidianos que ahora le afectan a Carla de una forma distinta por las circunstancias que les ha tocado vivir.

Carla prefiere sobrellevar sus cambios psíquicos y físicos con bastante discreción e intenta comportarse de igual forma a como era antes de la operación. En el cortometraje pueden verse muchos mitos y realidades, tabúes escondidos, grandezas y miserias humanas. Al final hay un pequeño show-espectáculo en el que ocurre algo inesperado. A partir de ese momento Carla renace, saca su yo más auténtico y femenino. Cogerá las riendas tomando cartas en el asunto. El título muy sugerente: La teta que os falta, nos invita a reflexionar sobre si la feminidad reside o no en ese lugar de la anatomía de la mujer.

Este cortometraje pretende ser un humilde homenaje a todos las mujeres que un día recibieron, por sorpresa, sumidas en una fuerte conmoción, el diagnóstico de un cáncer de mama y han tenido que ser sometidas a una mastectomía. Va dirigido a todas las mujeres que han sufrido y han tenido que superar las barreras físicas y psicológicas que conlleva esta enfermedad.

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