¡¡¡Gracias!!!
La paternidad delegada
Hormonoterapia en cáncer de próstata
- Antiandrógenos:
La bicalutamida bloquea los receptores androgénicos, actuando de forma competitiva con los andrógenos circulantes obstruyendo así su acción.
Su principal toxicidad es hepática, por lo que es importante tener cuidado en aquellos pacientes con insuficiencia hepática moderada. También hay que tener precauciones es los pacientes con insuficiencia renal grave, en cardiópatas y diabéticos.
- Acetato de ciproterona. Es un progestágeno con propiedades antiandrogénicas.
De reciente aparición e indicado en cáncer de próstata resistente a castración y tras la administración de quimioterapia está:
Aunque puede englobarse dentro de este grupo tiene unas características particulares. Su mecanismo de acción consiste el bloqueo de una enzima llamada CYP17, una enzima clave para la producción de testosterona que tiene lugar en diferentes partes del organismo del paciente como testículos, las glándulas suprarrenales e incluso (y esto es lo novedoso) dentro de las células del tumor.
Este medicamento debe tomarse siempre con prednisona (corticoides) para evitar una serie de efectos secundarios y también debe mantenerse el tratamiento con análogos LHRH.
Por su perfil de toxicidad debe monitorizarse la función hepática y está contraindicado en aquellos pacientes con insuficiencia hepática grave. También puede producir hipertensión arterial, hipopotasemia (niveles bajos de potasio en sangre) y edemas que se minimizan con la toma simultánea de prednisona. Aún así deben monitorizarse estos parámetros, muy especialmente la función cardíaca y renal, teniendo especial cuidado en los pacientes que ya presenten antecedentes de insuficiencia renal o enfermedades cardiovasculares previas. Aunque es un fármaco habitualmente bien tolerado precisa de una estrecha supervisión médica para evitar problemas graves.
Los efectos secundarios que puede presentar el paciente son similares a otros antiandrógenos.
En desarrollo y pendiente de comercializar en España está:
– Enzalutamida
- Análogos de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH):
Son análogos sintéticos de la hormona natural del mismo nombre. Dan lugar a una castración química reversible anulando así la secreción de testosterona. Puede administrarse sólo o en combinación con los antiandrógenos (llamado bloqueo androgénico completo). Su vía de administración suele ser subcutánea o intramuscular. En los casos de combinación con antiandrógenos no debe administrarse antes de 7-10 días tras la toma del antiandrógeno. Se puede administrar de forma mensual, trimestral, semestral e incluso existe una forma anual.
- Como tratamiento neoadyuvante a la radioterapia, es decir, se administra antes de la radioterapia, generalmente para reducir la carga tumoral y disminuir el volumen de la próstata, ayudando así a que la radioterapia sea más eficaz.
- Concomitante a la radioterapia, es decir, a la vez que la radioterapia con el mismo fin que el apuntado arriba y para aumentar la potencia terapéutica del tratamiento con radiaciones
- Como tratamiento adyuvante, es decir para ayudar a retrasar la evolución natural de la enfermedad
- Como tratamiento único en los casos de pacientes en los que la radioterapia o la cirugía se encuentren contraindicados.
- Como tratamiento paliativo en cáncer de próstata metastásico para aliviar la sintomatología y retrasar la evolución natural de la enfermedad.
Cineterapia oncológica: Biutiful (México, Alejandro González Iñárritu, 2010)
Los mundos de Uxbal avanzan aquí en forma lineal, con la excepción de algunos brotes de ciencias ocultas que el director ha tenido a bien inyectar en el guión. El pobre diablo encarnado por Bardem tiene el extraño poder extrasensorial de hablar con los muertos, y que a algunos de ellos los ve en el techo de su casa y todo.
Para mi lo mejor de la película es el trabajo interpretativo de Javier Bardem, ver su lado bondadoso como padre de sus hijos acompañándoles al colegio, ayudándoles en los deberes, preparando cenas e incluso consolando tiernamente a su hijo pequeño que padece una enuresis nocturna o ver cómo se funde en un abrazo con su hija cuando ésta se da cuenta que su padre está mal aunque el silencio lo invada todo. En definitiva, ver el lado más humano dentro de toda la miseria del protagonista.
Una bonita e insólita proposición
Le habían diagnosticado su proceso neoplásico durante el segundo trimestre de su segundo embarazo. En este trance tuvo que ser intervenida y recibir quimioterapia. Dió a luz su segundo y precioso hijo, prosiguió con la quimioterapia y al poco tiempo fue remitida a nuestro Servicio para recibir radioterapia adyuvante.
Tuve la suerte de que me contara con toda naturalidad y fortaleza cómo pasó todo el proceso, especialmente en cómo le explicó su enfermedad a su hijo mayor de nueve años. Le hizo partícipe de una peculiar sesión de peluquería antes de la quimioterapia.
Ella inició la radioterapia sin ningún problema. A mitad del tratamiento vino con la propuesta que voy a contaros. Me comentaba que su hijo mayor estaba muy preocupado, que se despertaba por la noche y había tenido alguna pesadilla que otra. Pensaba que sus padres le ocultaban algo porque no entendía que tras haber finalizado con la quimioterapia su madre tuviera que ir todos los días a Burgos a visitar al médico. Tampoco entendía lo que se le estaba haciendo, pues él lo que veía es que a su madre se le había puesto la piel un poco más colorada. Así que ella me pidió que le explicara a su hijo el tratamiento de radioterapia, para así disiparle sus miedos y que viera que no se le estaba ocultando nada.
Por supuesto accedí ante esta bonita e insólita proposición. El hecho de ser madre de una niña de edad parecida me allanaba el terreno. Él entró en la consulta con su consola en la mano, con aire distraído. Me presenté y le pregunté lo que creía que le estábamos haciendo a su madre y qué le preocupaba. Pude explicarle con palabras que él entendió perfectamente que estábamos “matando células malas” con una radiaciones que no se ven, pero que hacen su efecto (son casi mágicas). Aquel día uno de los aceleradores estaba en reparación por una avería leve y por lo tanto no había pacientes. Le pregunté si quería ver la máquina dónde tratábamos a mamá. Dijo que sí. Y al verlo alucinó, pues ver un acelerador lineal de electrones de cerca impresiona la primera vez. Volvió con sus padres sintiéndose privilegiado. Y yo con una sonrisa en los labios.
Su madre me comentó días después que su hijo ya estaba mucho mejor y que los malos sueños habían volado. Me alegré por ello.