Recetas oncosaludables

Cada vez aparecen más artículos sobre la relación entre la dieta y el cáncer como en otros “post” hemos comentado. Cada vez son más los pacientes que demandan saber qué tipo de dieta deben realizar no sólo durante el tratamiento, que se adaptarán a cada caso y necesidades, sino también tras haber superado la enfermedad.
Se han postulado diferentes razones explicando esta relación entre dieta y cáncer. Los estudios sobre tipos de dietas, su relación con el cáncer y otras enfermedades son muy complejos, pues requieren de un rigor que es difícil de cumplir. Eso les diferencia mucho de los estudios con medicamentos. Existe además gran variabilidad individual en la forma de cómo asimilamos cada individuo los alimentos y también dependemos de los hábitos y costumbres de cada región o país donde vivamos.
Lo que si parece bastante claro es que nuestros genes humanos han cambiado relativamente poco desde la remota prehistoria hasta nuestros días. Sin embargo, nuestro estilo de vida ha cambiado de una forma espectacular y muy rápida en estos últimos años. Así pues, parece que este desfase nos ha pasado factura y hace que nuestra genética no haya tenido tiempo a reaccionar o evolucionar de la misma  forma. Nuestro cuerpo está ,por así decirlo,  “programado” para llevar una vida activa y tomar una dieta lo más rica y variada posible para que no nos falte ningún nutriente esencial y así poder funcionar correctamente.
Al hablar de dieta oncosaludable, probablemente encuentren grandes similitudes con la dieta cardiosaludable; pues muchos factores de riesgo cardiovascular como la diabetes o la obesidad son compartidos como factores de riesgo para algunos tumores.
Bajo estas premisas, la dieta a seguir más recomendable es la famosa y mil veces replicada, dieta mediterránea, ello sí aderezada con una actividad física moderada diaria, como por ejemplo caminar una hora al día a paso normal. La AECC (@aecc_es)  junto a la Fundación Alicia han creado en una serie de “recetas oncosaludables” para que ustedes puedan degustar y disfrutar.
La Fundación Alicia (@fundacioalicia) viene derivada de las palabras Ali-mentación y Cien-cia. Es un centro de investigación dedicado a la innovación tecnológica en cocina, a la mejora de los hábitos alimentarios y a la valoración del patrimonio agroalimentario y gastronómico. Un centro con vocación social y abierto a todo el mundo para promover la buena alimentación. Sin duda un gran proyecto.

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N.E.D. Una banda de rock muy especial

Estas tres letras N.E.D. procedentes de las siglas en inglés “No Evidence of Disease” (No Evidencia de Enfermedad) , corresponden a ese tipo de abreviaturas con las que los oncólogos deseamos siempre concluir el evolutivo de cada historia clínica y personal del paciente. Es en consecuencia nuestro objetivo más buscado, más ansiado y es el que pone un colofón sonriente tanto para el paciente como para el médico. 
Pero N.E.D. como símbolo y significado ha sido el nombre elegido por una banda de rock muy especial. Está constituida por seis médicos que esperan no encontrarse en un hospital. Son los ginecólogos oncológicos, encargados de las mujeres “guía” (y sus familias) a través de sus respectivos diagnósticos de cáncer.

La misión del grupo es la de mejorar el conocimiento sobre los cánceres ginecológicos y de llevar esperanza a través del ritmo musical a las mujeres sometidas a tratamiento. La piedra angular de la misión de la NED es la educación y la sensibilización. Han lanzado dos álbumes de música original, que han recibido elogios de la crítica. Sus canciones están diseñadas para empoderar a las mujeres, darles esperanza y romper el silencio que rodea los cánceres ginecológicos. Bien podría decirse que se trata de musicoterapia. Los médicos creen firmemente que la música sana. De hecho, más de 250 artículos de revistas reportan hallazgos que investigan los efectos beneficiosos de la música sobre el dolor, la ansiedad o la depresión. En un estudio reciente en el  Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, los investigadores encontraron que los pacientes que recibieron terapia a través de la música mientras se someten a quimioterapia presentaron un 37% menos de trastornos derivados del estado de ánimo que otros pacientes y un 28% menos ansiedad. Otros estudios han demostrado que la música puede ayudar a los pacientes a hacer frente a enfermedades difíciles. N.E.D. se centra en el uso de la música para transmitir esa sensación de confort.

Con música original con influencias de U2, Foo Fighters, Rush y Weezer, N.E.D. espera aportar un enfoque fresco y alentador, simpatizando con lo que a menudo puede ser un momento muy oscuro.

Con sede en Nueva York Motema Music lanzó el primer CD, el 8 de septiembre de 2009 al coincidir con el Mes de Concienciación del Cáncer Ginecológico. Producto de la venta del CD y actuaciones en vivo son donados a la Fundación contra el Cáncer, con el apoyo de la Fundación del Cáncer Ginecológico, y cuya misión es educar al público sobre los cánceres ginecológicos y apoyar la investigación. En concreto, los fondos donados a GCF por N.E.D. apoyaron el nuevo Movimiento de Conciencia del Cáncer Ginecológico (GCAM) que sería lanzado en noviembre de 2009 en Washington, DC con el GCAM Inaugural Media Maratón, el 8 de noviembre de 2009.

N.E.D. está compuesto por:

John Boggess es la guitarra y voz. El Dr. Boggess es Profesor Asociado de Obstetricia y Ginecología y Director del Programa de Becas de la División de Oncología Ginecológica de la Universidad de la Facultad de Medicina de Carolina del Norte. Él es un experto en cirugía robótica en ginecología oncológica. El Dr. Boggess se licenció en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oregon. La reproducción de conciertos con una banda en la facultad le ayudó a pagar el alquiler. Pero como el más joven de siete hermanos, aprendió a cantar en voz alta a la tierna edad de cinco años en un coro. El Dr. Boggess está casado y tiene dos hijos.

Joanie Hope es guitarra y vocalista. La Dra. Hope es miembro de la Sección de Oncología Ginecológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. Tiene un interés especial en las nuevas tecnologías para promover la detección temprana del cáncer. La Dra. Hope hizo su debut en la música en la entrega de telegramas de canto vestida de gorila para ayudar a pagar su matrícula en la Universidad de Stanford. Un detective privado local la reclutó para servir citaciones cantando e investigar diversos actos criminales y civiles. La Dra. Hope se trasladó a Nueva York para los nuevos espectáculos musicales, como en las plataformas del metro y en las salas de espera del hospital mientras asistía a la Facultad de Medicina
. Ella vive con su pareja y sus cuatro hijos.

Nimesh Nagarsheth es el batería y percusionista. El Dr. Nagarsheth está en la Facultad de Medicina del Centro Médico Mount Sinai en la ciudad de Nueva York, en el Hospital de Englewood, Nueva Jersey. Se le considera un experto en cirugía laparoscópica avanzada y en la cirugía sin transfusión en oncología ginecológica. El Dr. Nagarsheth se graduó de la Escuela de Medicina Mount Sinai. Empezó a tocar la batería en primaria y estudió música en la universidad. Más recientemente, el Dr. Nagarsheth ha estado activo en la escena musical de New York City como “cover” de la revista Beatles/Rolling Stones, con “Come Together”. El Dr. Nagarsheth es soltero y vive en la ciudad de Nueva York.

William “Rusty” Robinson, es el bajo y la armónica. El Dr. Robinson es el Director de Investigación Clínica en el Centro de Cáncer de Harrington en Amarillo, Texas. Él es también profesor en la Sección de
Salud y Oncología de la Mujer “Dorothy Jane Rush” en la Universidad Tecnológica del Centro de Ciencias de la Salud en Amarillo-Texas y Presidente del Comité de Cáncer en el Baptist / St. Anthony’s Hospital. Él recibió su licenciatura en la Universidad de Tennessee en Memphis. El Dr. Robinson ha estado tocando la guitarra desde los 12 años, tocando a modo semi-profesional en grupos y bandas desde entonces. Está casado y tiene cuatro hijos.


John Soper, es el guitarrista. John es oriundo de Iowa, pero ahora ha formado hogar en Carolina del Norte. Él es el profesor de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de la Facultad de Medicina
Hendricks de Carolina del Norte. El Dr. Soper es reconocido por su trabajo en la enfermedad trofoblástica gestacional y la cirugía pélvica reconstructiva. Se graduó en la Universidad de Iowa College of Medicine. El Dr. Soper viene de una familia de músicos, y tocaba el violín como un niño antes de cambiar a la guitarra y la mandolina. Él ayuda a ejecutar un pequeño campamento de la música en el verano y toca en un grupo de folk /swing. Está casado y tiene tres hijos.

Will Winter es también guitarrista. Will es un oncólogo en el Noroeste de Vancouver, en Washington y en Portland, Oregon. Hasta 2006, fue Director de la Junta de Tumores Ginecológicos, Profesor Adjunto del Departamento de Obstetricia y Ginecología, División de Oncología Ginecológica, Brooke Army Medical Center. Se graduó de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia. El Dr. Winter ha tocado la guitarra en bandas a lo largo de su vida. Está casado y tiene 2 hijos.
Al margen de esta curiosa historia de médicos convertidos en músicos, les he querido dejar con un interesante video de la Fundación para el Cáncer de la Mujer. Gracias a “Spark medios” se ha creado este video educativo que cuenta con los ginecólogos oncológicos integrados en la banda de rock N.E.D. y que habla sobre los cánceres ginecológicos. Los médicos y sus pacientes hablan de los síntomas que toda mujer debe saber y la importancia de la detección temprana. Una iniciativa magnífica y digna de mención.

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Píldoras de vida 5/5 (2)

Estamos habituados al acudir a la consulta de un médico explicar lo que nos pasa contestando a aquellas preguntas que él nos haga, nos explore y emita luego un posible diagnóstico. Tras el diagnóstico el proceso suele acabar con la prescripción médica de un fármaco. En muchas ocasiones sería bueno que en lugar de prescribir fármacos para algunas dolencias, especialmente del alma que también duele, prescribiéramos “píldoras de vida” en forma de un libro, una recomendación de estilo de vida, una película, un buen “post” o cualquier forma imaginable de comunicación creativa que nos permitiera dar pistas o herramientas al paciente para que encontrara él mismo la mejor forma de aliviar su mal. Reflexionar siempre es un recomendable ejercicio mental. Bien podría ser el punto de partida para entrar luego en acción y cambiar, mejorar o evolucionar.
Les invito pues a ver un video que me parece un buen ejemplo de “píldora de vida”. Es una historia preciosa y emotiva de una verdadera “madre coraje” con un mensaje de fondo que nos plantea cuál es el verdadero significado de una vida digna. Digna de ser vivida a pesar de los contratiempos o una enfermedad como el cáncer. Una vida plena, sin artificios, sin lujos innecesarios. Una vida donde las cosas pequeñas y cotidianas cobran un verdadero sentido.  

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El pronóstico del cáncer

La palabra pronóstico en Medicina y concretamente en Oncología significa el juicio que establece un  médico a partir de una serie de signos, síntomas y factores de riesgo que permiten preveer cuál será el desarrollo de la enfermedad.

Hablar de pronóstico a un paciente oncológico y a su familia no es fácil para el médico. El pronóstico se establece en términos estadísticos y por lo tanto se trata de un promedio. Estamos pues en el terreno de las probabilidades, no de las certezas. Ello significa que no estamos ante una ciencia exacta. Existe un margen de error. Cuando se emite un pronóstico se habla del curso previsible que cada cáncer en concreto tiene. Existen muchas variables que pueden cambiar la previsión: el estado general, la edad, la tolerancia y cumplimiento de los tratamientos, etc. Hay por tanto incertidumbres que no podemos adivinar, tan sólo dar una aproximación.

Voy a poner un ejemplo muy gráfico para que me entiendan. Cada vez que cogemos el coche y conducimos tenemos una serie de probabilidades de tener un accidente. Si añadimos los factores de riesgo: lluvia, mal estado de la carretera, mala señalización, consumo de alcohol, distracciones, etc, vamos sumando puntos para que las probabilidades vayan aumentando (el pronóstico empeoraría). Eso es pura lógica. Sin embargo, la mayoría de nosotros no pensamos en esas probabilidades cada vez que cogemos el coche o dejamos de conducir por el riesgo que esta actividad pueda entrañar. Lo tomamos como un acto cotidiano y vivimos con el pensamiento de que eso no nos va a pasar a nosotros. Sabemos que no estamos exentos de tener un potencial accidente, pero no nos angustiamos habitualmente por ello. Así deberíamos funcionar al conocer un pronóstico, deberíamos administrarlo como una información más, estar preparados y luchar en la medida de nuestras posibilidades. No deberíamos angustiarnos. Lo maduro es aprender a asumirlo, reconociendo que es un camino psicológico a veces tremendamente difícil y que es posible que necesitemos en muchos momentos un apoyo.

¿Debemos pues dar pues siempre el pronóstico de su enfermedad a los pacientes? La respuesta es un si tanto si el pronóstico es bueno como si no lo es. Sin duda siempre habrá matices. El querer conocer o no el pronóstico de la enfermedad es una decisión muy personal de cada paciente que hay que respetar. La respuesta irá en función de lo que cada paciente quiera saber. La conspiración del silencio le deja en una posición de soledad y desconfianza nada recomendables. Se puede decir la verdad dejando siempre abierta la puerta a la esperanza. En muchos casos puede ser útil conocer el pronóstico para que el propio paciente pueda tomar decisiones sobre su futuro y sobre sus tratamientos. El paciente sabe así ante lo que lucha y encuentra en muchas ocasiones sus propios recursos para afrontar la enfermedad. Es un hecho que muchos de mis colegas médicos pueden constatar.

Como las imágenes valen más que mil palabras, les dejo con una serie de videos subtitulados realizados por el National Cancer Institute (NCI) de EEUU que explican a la perfección lo que aquí hemos comentado. También les dejo con el enlace del mismo que contesta a varias preguntas sobre el tema que espero sean de utilidad. (Pueden encontrarlo haciendo click aquí)

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Hoy he visto un corazón en el cielo 5/5 (2)

Querido F. :
Hoy justamente se cumple un año en el que muchos de nosotros sentimos tu ausencia aquí abajo, en la conocida como vida terrenal. Puedo confesarte que me ha costado mucho hacerme a la idea de no volver a verte. Sé que suena a tontería, pero no he sido capaz todavía de borrar de mi agenda tu número, ni de borrar tus mensajes. Ellos me llevan a tu memoria y es una forma, consciente o inconsciente, de mantenerte vivo en mi mente, de sentir tu presencia en otra dimensión, probablemente diferente. También es una forma de recordar muchas de las cosas buenas que sin duda nos diste. Me siento afortunada por haber tenido la oportunidad de hablar contigo sobre las cosas cotidianas pero importantes de nuestras vidas, en la etapa final de tu viaje y de haberme despedido felizmente con tu sonrisa y con tu cariño. Fuiste, eres y serás siempre una buena influencia y un ejemplo con mezcla de bondad y generosidad, a partes iguales e infinitas para mi.
Tu viaje me ha hecho pensar y meditar mucho en lo divino y en lo humano. En esa “Insoportable levedad del ser” que Milan Kundera nos recitaba. Me ha hecho valorar más aún si cabe, la importancia de vivir el ahora, de aprender del pasado y de mirar al futuro con esperanza. Yo no puedo cambiar las circunstancias que me son ajenas, pero si puedo elegir el modo en que quiero vivirlas. Sé que desde dónde estás nos mandas energía positiva para que tus seres queridos estemos bien y continuemos nuestro viaje.
Sabes que aunque estaba ya en mi cabeza escribir un blog algún día, tu testimonio fue el que me empujó y me inspiró a hacerlo realidad. A día de hoy me siento feliz con la idea de trabajar y aportar un granito de arena para que esa enfermedad que te llevó por delante, deje de hacerlo algún día no demasiado lejano. Puedes estar satisfecho pues has sembrado buenas simientes aquí. Soy testigo de que ahora crecen vigorosas con la luz que nos envías. Somos muchos los que te hemos querido y te seguimos queriendo bien.
Hoy he visto un corazón en el cielo. Y ese cielo eras tú. Como dice el sabio Mario Benedetti: “Te espero cuando miremos al cielo de noche: Tú allá y yo aquí”. Te mando un beso muy fuerte. Cuídate mucho.
Fdo. Virginia
PD: F. fue un personaje real y un ser querido que falleció hace un año víctima de un cáncer. Con esta carta imaginaria he querido recordarle y honrar su memoria.
Los médicos y los sanitarios en general,  parecemos en ocasiones que seamos inmunes o ajenos al dolor y al sufrimiento de los pacientes. No siempre es así. Nuestras propias heridas pueden muchas veces servir para ayudar a sanar, a acompañar y a comprender al otro. Espero que así haya sido.  

Les dejo con la canción “Alma de Blues” de Presuntos implicados
Foto de cabecera de Angelo Storani en Ancona-Italia de una nube con forma de corazón 

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