Tres años ya 5/5 (1)

Querido F:
Los días, los meses y los años transcurren inexorablemente, quieras o no. La percepción del tiempo cambia con la experiencia de los años vividos, dando la impresión de mayor fugacidad. En cada aniversario se me agolpan los recuerdos, algunos se difuminan y otros, los mejores quizá, permanecen imborrables.
Sigo acordándome mucho de ti, con fotografías mentales de diferentes etapas de mi biografía en las que tuve el privilegio de conocerte. Tú, posiblemente sin pretenderlo, y tu recuerdo, se han convertido en un “leitmotiv”, en un “con-sentido” que va transformando el prisma con el que ahora veo las cosas. Siento la necesidad imperiosa de ensalzar tu memoria, de hacerla vívida, de homenajearte y de poner en relevancia los valores que iban íntimamente ligados a tu persona.  
Por eso hoy, cuando se cumplen tres años de tu marcha, escribo estas líneas.
Tu ejemplo ante la adversidad y el cáncer me dieron una lección de vida, la mejor lección recibida en mi carrera profesional. Me percaté contigo de la gran cantidad de cosas que los pacientes callan, que no advertimos en la consulta y que merecen escucha y atención. Aprendí a tener los ojos más abiertos, los oídos más atentos y a tocar más, a estar más cerca de los enfermos.
Uno de los más bonitos recuerdos que vienen a mi mente fue la emoción que nos embargó a ambos al reencontrarnos después de varios años sin saber uno del otro. A pesar de las circunstancias parecía que el tiempo no hubiese pasado y que se detuviese en ese preciso instante. “¡Qué ilusión escucharte!” me dijiste… 
En estos tres años, no he parado de escribir. Admito que necesitaba hacerlo. Por ti. Por aquellos que pasan todos los días una situación como la tuya. Por poner voz al silencio que se agazapa tras la enfermedad. Por llamar a las cosas por su nombre. Por reconocer que no tengo todas las respuestas a las preguntas. Por preguntarme todos los días cómo puedo hacer mejor mi labor. Por dar un rayo de esperanza en este océano de incertidumbres que conlleva la enfermedad. Por dar, en definitiva, sentido al dolor. 
Te seguiré recordando…

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Veinticinco años no son nada

Nos encantan las cifras redondas: diez, veinticinco, cincuenta, setenta y cinco o cien. Sobretodo cuando de aniversarios se habla. Parece que llegar a esa meta es un premio en si mismo, una especie de insignia que da un cierto empaque con sabor añejo, como el buen vino tinto guardado en barrica. 
En Enero de 1991 inicié mi residencia de Oncología Radioterápica en el Hospital de la Esperanza de Barcelona y por lo tanto en este año cumplo mis bodas de plata profesionales. Quería con este “post” hacer, si me lo permiten, un pequeño homenaje a esos años caminados. Creo que la ocasión lo merece. Porque son años vividos y entregados al trabajo, al estudio, a ayudar y a servir a muchos pacientes que han pasado por el trance de un cáncer. Ha sido y es un enorme privilegio estar al lado de ellos.
Veinte años no son nada, dice el tango de “Volver” de Carlos Gardel. Y veinticinco tampoco, diría yo. Es curioso como el concepto del paso del tiempo se percibe distinto a medida que vas alcanzando una cierta madurez. El tiempo de niña se me antojaba eterno, en la juventud parecía ir a una velocidad de crucero, y en el momento que formas tu propia familia la velocidad con la que transcurre el tiempo es vertiginosa. Sin embargo, veinticinco años son suficientes para recapitular, para tomar perspectiva. siendo consciente de los logros obtenidos y también de los fracasos (que los hubo y de lo que se aprende y mucho) y para seguir adelante en constante movimiento para no perder el equilibrio. Y aprender, no parar de aprender. A veces incluso desaprendiendo lo aprendido para volver a aprender.

Ese camino vivido ha sido un tanto nómada y está plagado de un cóctel de sensaciones, de experiencias y conocimiento que he tratado de relatar a lo largo de esta bitácora. He creído pues oportuno compartir veinticinco años de vida profesional y escribir mi primer libro para celebrarlo. Todavía se encuentra en fase de corrección, pero ya va adquiriendo forma.  Espero y deseo que pueda ver la luz a lo largo de este 2015.

Les dejo con esta bonita versión de “Volver” de Estrella Morente 

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Celebrando mi segundo cumpleblog

 

 

Un 17 de Noviembre de 2012 nació este blog bajo el título “Un Rayo de Esperanza. Blog de una radioncóloga” con la intención de hacer visible aspectos desconocidos de la especialidad médica a la que pertenezco la Oncología Radioterápica. Quería ante todo divulgar lo que nuestro trabajo representa en la lucha contra el cáncer, eliminar los prejuicios o miedos, comunicarme de un modo accesible y ante todo poner en valor las enormes cualidades terapéuticas de las radiaciones ionizantes.
Poco a poco el blog me ha ido llevando a explorar otros aspectos de la Oncología: otros tratamientos médicos relacionados, iniciativas o campañas curiosas e imaginativas para tomar conciencia del cáncer, películas o libros que versaran de algún modo sobre el tema, relatos o historias de cómo ven y viven la enfermedad los propios pacientes e incluso me he atrevido a navegar en mi propia biografía personal y médica para explicar de forma novelada mi experiencia. Al final creo que he logrado encontrar mi elemento, una forma propia de contar las cosas en la que me encuentro cómoda, a gusto y sobretodo que me resulta altamente gratificante.
En el momento de escribir este “post” cuento con 260.000 visitas, una treintena de menciones y colaboraciones en otras páginas web o blogs y una entrevista en la revista ROSE de este semestre. Se han generado un buen puñado de recomendaciones en redes sociales como Linkedin, Twitter o Facebook. Cuento con varios premios y el reconocimiento como finalista en la categoría “Labor periodística más comprometida con la normalización social del cáncer” de los Premios Albert Jovell entregados el pasado mes de Junio de este año por GEPAC. La Sociedad Española de Oncología Radioterápica SEOR cuenta conmigo desde hace unos meses en su organigrama, concretamente en el área de comunicación para coordinar su web y sus redes sociales. Si alguien me hubiese dicho cuando empecé que iba a conseguir estos logros le hubiese tachado de loco o insensato, pues yo no auguraba ni de lejos toda esta vorágine.
Me han preguntado muchas veces hasta cuándo voy a seguir escribiendo en un blog monotemático como este, si he pensado en ponerle una fecha de caducidad o si merece la pena el esfuerzo por mantener al día y actualizar los contenidos del blog. Pues bien, no tengo fecha límite y supongo que seguiré haciéndolo mientras encuentre ganas, motivación y autodisciplina para seguir escribiendo. Es difícil a veces encontrar el tiempo para escribir un buen post, ya sea por razones personales o de trabajo, pero me propongo escribir al menos uno a la semana. Y si son dos o tres, tanto mejor. Reconozco que disfruto haciéndolo, que me sirve de catalizador en mi trabajo diario y me llena de una forma increíble el hecho de saber que puedo acompañar, compartir o transmitir muchas y extraordinarias sensaciones y conocimientos.
Seguiré al pie del cañón, no teman. Me he propuesto para el futuro no muy lejano, mejorar los contenidos, hacerlos más atractivos y en la medida que me sea posible generar también contenido audiovisual propio. Me queda todavía mucho por aprender, por hacer y sin duda por mejorar. Gracias a todos mis seguidores, a mis compañeros, a los que se han dado una vuelta por aquí y se han convertido en verdaderos amigos virtuales, algunos de los cuales he tenido la fortuna de conocer en persona. A todos los que de un modo u otro han creído en este proyecto ¡GRACIAS!.

Aquí pueden ver el libro con las entradas en PDF de este segundo año del blog.
Les dejo con esta canción de Texas “Say What You Want”
 

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