Cineterapia oncológica: La casa de mi vida.”Life as a House” EEUU. 2002. Irvin Winkler.

La Casa de la Vida (En inglés “Life as a House”) trata de la metáfora que se establece entre la casa y la vida de un hombre, George (interpretado por Kevin Kline) se enfrenta a un cáncer terminal y mira retrospectivamente su vida como una ruina. Por eso asumirá una misión que dará sentido a sus  últimos días: “Yo siempre me he visto como una casa… Por eso hice lo que debía hacer, construir mi vida. Construí mi casa” Su jefe le despide y después de romper todas las maquetas que  durante años había construido le dice lo siguiente: “Eres una mieda de ser humano”. El camino del derrumbamiento se intensifica en el momento que cae inconsciente en medio de la calle.
En el hospital George recibe la noticia de que padece un cáncer terminal. Allí tendrá un extraño encuentro con una enfermera (que interviene a modo de ángel) que le tocará y le mostrará su valor como persona. Este encuentro marcado por el cariño de una desconocida le anima a emprender un proyecto: Construir su casa.“Hay que tirarlo todo para empezar de nuevo desde cero.”
Al primero que va a implicar en este proyecto es a su único hijo: Sam (Hayden Chirstensen). Éste se encuentra en una situación crítica. Está insatisfecho personalmente, es dependiente de las drogas y se maquilla para ejercer la prostitución homosexual. Sam se define a sí mismo como un don nadie. La recuperación de la relación no será fácil pero él tiene un propósito: “Sólo quiero que recuerdes que construimos esta casa juntos”. Sin embargo, las heridas del joven son muy profundas: “No puedes prometerme nada, porque no eres nada”.
Poco a poco el padre encuentra el modo de comunicarse con su hijo y le contará la  historia de su vida. El alcoholismo de su padre, los malos tratos a su madre, e  incluso sus deseos no cumplidos que un día le llevaron a pensar en matar a su progenitor. No lo hizo nunca, por lo que no evitó que su padre mientras conducía borracho matara a su madre en un accidente y a otra mujer que viajaba en el otro vehículo hiriendo además gravemente a la hija pequeña de esta última. 
La reconstrucción de la casa provocará un proceso de cambio de todas las personas que rodean a George. Su ex-mujer, Robin (interpretado por Kristin Scott Thomas), irá progresivamente también implicándose en el proyecto. Del mismo modo, su punto de partida es de nuevo el fracaso: su nuevo matrimonio no funciona (“Él nunca está y cuando está no lo parece”) y se siente incapaz en dar una respuesta a la situación de Sam, su hijo mayor. Solamente los dos pequeños le dan alguna esperanza.
La cercanía entre George y su ex-mujer producirá una recuperación del amor.”¿Qué si aún te quiero? Por supuesto. De eso no tengo ninguna duda. Pero la verdad no nos hace libres, como el amor no basta, ni mucho menos, para mantener un  matrimonio”. Ella descubrirá que quiere implicarse en construir la casa. Además le recordará a George los tiempos de felicidad como cuando se sumergía en el mar llevando en brazos a Sam cuando era pequeño. Este imagen tomada en un video casero por ella misma será, en primera instancia, un icono de referencia de la felicidad perdida. Aunque ahora parece que existe la ocasión para recobrarla, sin embargo ya es, en alguna forma, demasiado tarde. Cuando conoce la enfermedad terminal de George se da cuenta que el tiempo se le acaba y decide acompañarle hasta su final. 
Hay otra serie de personajes secundarios quee también serán trasformados por el proyecto y el empeño de George. Así la joven adolescente vecina, Alyssa (Jena Malone),  asumirá la verdad de su vida y ayudará a Sam a superar sus problemas. Su madre, Colleen, sola e insatisfecha, se mostrará generosa apostando económicamente por la casa de George. El segundo marido de Robin también inicia seguirá un proceso de conversión (“Yo solo soy lo que tengo”) y será acogido por Sam: “Tenéis todo lo que necesitáis”. “Siempre son útiles un par de manos más” (contestará Sam  incorporándolo al proyecto). Incluso el chico que trafica con droga y hace de  intermediario con los chaperos  es también incorporado aunque pagará el precio con una caída fuerte. 
Todos son incorporados al proyecto de la casa de George y la escena en la que se le ve a él abrazando a cada uno será una forma significativa del proceso de reconciliación y renovación. Aquí George, que va a morir, se le perdona tomando así una final una figura redentora.

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