Nutrición y Cáncer. Estado del Arte. 4.5/5 (2)

Hace unos días tuve que hacer una revisión y actualización en base a estudios bien diseñados sobre un tema que preocupa mucho a los pacientes y a sus familiares: la nutrición. Antes, durante y después de un proceso oncológico. Con una visión integral y atendiendo las necesidades tanto de los pacientes en situación de sobrepeso u obesidad como en los pacientes con pérdida de peso importante. Busqué bibliografía sobre los efectos positivos de unirlo a la actividad física y al control de peso para llegar a una ideal situación de normopeso. 
Existen ya evidencias de cómo una dieta oncosaludable actúa como coadyuvante y mejora la calidad de vida de los pacientes. Se han realizado esfuerzos en la prevención y en el tratamiento del cáncer con terapias farmacológicas que representan un coste económico importante y por ende una morbi-mortalidad asociada. Se requiere así la creación de nuevos objetivos en materia de Educación para la Salud, como una correcta alimentación para la mejora de la calidad de vida de nuestros pacientes e invertir en investigación sobre intervenciones no farmacológicas. Se empieza a hacer necesario la elaboración de un material de consenso para establecer recomendaciones firmes en supervivientes con un balance energético sostenible. Hablaremos pues de dieta equilibrada, actividad física y peso corporal.
Dieta oncosaludable
Una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras y pobre en grasas, como lo es nuestra querida dieta mediterránea ayudaría a la prevención de algo más de un 30% de los tumores. Así que no sólo cuidaríamos a nuestro corazón y a otras muchas enfermedades, si no que contribuiríamos a prevenir algunos tumores, como los de origen digestivo (p ej colon), los hormonodependientes (mama o próstata) o los tumores renales. El reciente estudio PREDIMED publicado en la revista JAMA es un claro ejemplo de ello, pues demuestra la disminución de la incidencia de cáncer de mama en todos los grupos de en los que se realizó una intervención dietética baja en grasas para evaluar el riesgo cardiovascular. Esa protección de la dieta se observa también en la incidencia de otros tumores. De esta forma, una dieta oncosaludable en los pacientes supervivientes mejora los resultados terapéuticos en términos de recaída, tiempo de supervivencia y calidad de vida. 
Actividad física
Existen ya diversos estudios que observan el rol de la actividad física en los pacientes oncológicos y su impacto en términos de supervivencia y calidad de vida. Dichos estudios permiten afirmar que una actividad física moderada continuada ayuda a la prevención y además puede realizarse de forma segura durante y tras los tratamientos. La actividad física produce bienestar, reduciendo la fatiga y aumentando la flexibilidad. Sus efectos sobre la calidad de vida son evidentes y deberíamos empezar a prescibir actividad física regular y moderada a los pacientes. 
Sobrepeso y obesidad
El sobrepeso y la obesidad se han postulado como factores de riesgo predisponentes para la aparición de tumores de mama, próstata, endometrio y colon. Asimismo la ganancia de peso tras el tratamiento impacta en el riesgo de recaída y en la propia supervivencia. En consecuencia, animar a los pacientes a que tengan un control sobre su peso corporal es otra de las “prescripciones” que deberíamos tener en nuestros bolsillos. 
Hay tumores que son grandes consumidores de energía que unido a una dificultad física para comer ya sea por el tumor, los tratamientos o ambos, producen una pérdida de peso >10%. El peso que se pierde inicialmente es del tejido graso del paciente, pero también puede perderse masa muscular. Para evitar esta situación es importante suplementar la dieta y así se estará en condiciones óptimas para tolerar el tratamiento oncológico.  
Dejo aquí enlaces útiles sobre todo lo expuesto en el post:
Por último les dejo con mi presentación que tiene el mismo título que este post, que espero sea de su agrado.

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¿Qué hace una enfermera en Radioterapia? 5/5 (3)

La figura de la Enfermera en el ámbito sanitario es una de las más populares y conocidas, pero su papel en un Servicio de Oncología Radioterápica no lo es tanto. La enfermera de Radioterapia tiene una función básica en los cuidados del paciente, pero la excesiva burocratización (incluso hospitalaria) de las funciones sanitarias, así como la informatización de muchos procesos las ha dejado un poco alejadas de su esencia y es menester que eso cambie o bien ellas se adapten a las nuevas realidades, por el bien del paciente. Bajo mi punto de vista la enfermería en Oncología Radioterápica posee varias funciones, algunas con gran perspectiva de futuro:

  • Acogida del enfermo: 

En la primera visita médica o antes de ella, la enfermera puede jugar un papel tranquilizador ya que en muchas ocasiones el paciente no sabe por qué le han remitido a nuestro Servicio y ello conlleva cierta incertidumbre, miedo y amenaza que en consecuencia le produce un cierto desasosiego y ansiedad. En esta primera toma de contacto la enfermera debe explorar tanto el estado general como el estado de ánimo del paciente.

  • Proceso de Simulación:

Ya hemos explicado el proceso previo al tratamiento con radiaciones ionizantes conocido como simulación. Aquí se precisa de una enfermera para explicar este proceso al paciente, recordar conceptos previamente comentados y administrar contrastes si fuera necesario.

  • Salud mental:

Ante una enfermedad, en muchas ocasiones (desafortunadamente), tan estigmatizada como el cáncer, es fácil que haya pacientes que se encuentren en las diferentes fases descritas tras el impacto diagnóstico: negación, ira, tristeza y aceptación. El proceso mental al que se somete al paciente es complejo y cada paciente tiene sus “tempos”. La enfermería debe pues tener conocimientos en salud mental para manejar las diferentes situaciones en las que el paciente puede encontrarse, para así poder acompañarle y apoyarle de una manera eficaz durante el tratamiento y el seguimiento posterior. En algunos casos podrá consultar con el médico la conveniencia o no de derivarlo a un Psiconcólogo o incluso al Servicio de Psiquiatría.

  • Cuidados básicos y específicos:

Es frecuente, como ya hemos comentado en otros “posts” que durante o tras el tratamiento surjan efectos secundarios derivados del tratamiento con radiaciones, citostáticos o incluso de la cirugía previa. Hemos de pensar también que muchos pacientes además presentan otras enfermedades de base: diabetes, hipertensión, obesidad, EPOC, etc Así pues, por poner un ejemplo, la enfermera vigilará entre otros los efectos de la radioterapia sobre la piel ofreciéndole al paciente consejos básicos y de autocuidado. En algunos casos deberá proceder a curas. La enfermera siempre explicará, en función de la región anatómica a tratar los cuidados que debe aplicar de una forma individualizada

  • Valoración nutricional:

Antes, durante y después del tratamiento el paciente puede padecer cambios en su estado nutricional que deben atenderse también de una forma individualizada. La enfermería establece así un control del peso del paciente con recomendaciones dietéticas adaptadas a cada caso y a cada síntoma. El médico valorará la necesidad de otras intervenciones o incluso el ingreso hospitalario para que este aspecto se encuentre asegurado. La comunicación fluida y el trabajo multidisciplinar conjunta con los Servicios de Endocrinología y Nutrición son también necesarios en muchos de los casos.

  • Atención al paciente ingresado:

La mayoría de los pacientes que acuden a radioterapia lo hacen por su propio pie y de forma ambulatoria, pero en algunos casos el paciente debe ingresarse en nuestra Unidad. Hay también algunos tratamientos de braquiterapia que se hacen en régimen de ingreso o semi-ingreso hospitalario. Aquí el trabajo de la enfermera es crucial como deben de suponer, pues suele ser un paciente que precisa muchos cuidados, está polimedicado y no está exento de padecer complicaciones que a veces pueden llegar a ser graves. No es raro que pacientes ingresados presenten síntomas refractarios como el dolor, la angustia extrema o la disnea (dificultad respiratoria) que difícilmente pueden controlarse de forma domiciliaria. La enfermería tiene en ocasiones también que atender a pacientes en el final de sus días lo que requiere de un  conocimiento en cuidados paliativos.

  • Control y cuidados post-tratamiento:

Aquí la enfermería puede servir de refuerzo para continuar con conductas y hábitos saludables que sin duda van a redundar en una mejora en la calidad de vida de los pacientes supervivientes. La atención por parte de enfermería de las posibles secuelas es otro campo por explorar y trabajar.

Les dejo con un video sobre el trabajo que las enfermeras de Oncología Radioterápica realizan.

NOTA: Al hablar de enfermeras no me olvido en absoluto de las figuras masculinas que en esta profesión también existen y además la ejercen con gran profesionalidad. El género femenino lo aplico simplemente porque suele estar en mayoría formado por mujeres.

 

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