No esperen ver un peliculón a nivel interpretativo porque no lo es. Hay escenas bastante “surrealistas” o poco creíbles, pero lo verdaderamente importante que creo sí transmite y con esos ojos pretendo que la miren, es sobre la temática del cáncer y todas sus connotaciones. Se reflejan muy bien las distintas fases por las que se enfrenta un paciente oncológico: la negación, la ira, la tristeza o el dolor y la aceptación. También hay una visión muy específica sobre el cáncer infanto-juvenil y todo lo que la enfermedad conlleva a nivel personal y familiar. Y algo que me parece fundamental y del que extraigo mi propia autocrítica: la comunicación de malas noticias por parte de los profesionales (hagan clic aquí los profesionales para aprender cómo debe hacerse correctamente), el profesionalismo en el mundo oncológico, las relaciones interpersonales médico-paciente, entre pacientes, entre pacientes y familiares, etc.y las repercusiones tanto físicas como psicológicas de los tratamientos.
Aunque sólo sea por la vertiente humana y psicológica, merece que esta película sea vista por ustedes.