Cineterapia oncológica: Gritos y susurros (“Viskningar och rop”) Suecia. 1972. Ingman Bergman

Gritos y susurros (cuyo título original en sueco es “Viskningar och rop“) es una película dirigida por Ingmar Bergman y estrenada en 1972. La trama de la película gira en torno a los últimos días de la vida de Agnes, interpretada por Harriet Andersson  una enferma de cáncer de endometrio en fase terminal que está siendo cuidada por sus hermanas Karin (Ingrid Thulin) y María (Liv Ullman) y la sirvienta Anna (Kari Sylwan). La película obtuvo un premio Oscar a la mejor fotografía.
Maria y Karin son dos hermanas que acuden a la heredada casa familiar para acompañar a su otra hermana, Agnes, que agoniza a causa de un cáncer de endometrio (útero). Agnes ha llevado una vida sencilla, es una mujer soltera que ha vivido con sus padres a los que ha cuidado hasta su muerte. Se interesa por el arte y la religión, confesándole sus inquietudes al pastor luterano Isak (Anders Ek) y a su propio diario. Además cuenta con los cuidados de su sirvienta, Anna, una mujer que tras sufrir la muerte de su única hija, se vuelca en su fervor a Dios y desarrolla un estrecho vínculo afectivo con su ama. Las tres hermanas habían estado muy unidas durante la infancia pero han ido perdiendo el contacto y la capacidad de demostrarse cariño.

A lo largo de la película se descubren también las personalidades de María y Karin. Mientras que Karin sufre por encontrarse atrapada en un matrimonio que ella misma desprecia, Maria aparece como una mujer frívola y caprichosa también desdichada en su matrimonio, pero que no tiene inconveniente en traspasar los límites morales impuestos ni se preocupa verdaderamente por quienes la rodean.

Tras la muerte de Agnes, las otras dos hermanas se separan sin haber llegado a establecer una comunicación fructífera y despiden a Anna, a quien permiten quedarse con el diario de Agnes como compensación. En él lee una declaración de Agnes, satisfecha por los momentos de felicidad que había vivido.

Ingmar Bergman en esta película realiza un admirable trabajo visual y casi fotográfico con estupendos primeros planos de los rostros de las protagonistas con el objetivo de explorar la naturaleza de la condición humana. En esta película se explora el sufrimiento, la soledad, la esterilidad y la angustia del alma. A pesar de su temática triste consigue capturar imágenes de indescriptible belleza y  por ello es considerada una de las mejores películas de su carrera. Visualmente impacta tanto el dolor físico como emocional de sus personajes. Cada personaje tiene su propio tormento que se descubre en el transcurrir del filme.
Aunque todos los personajes en “Gritos y Susurros” tienen diferentes y muy bien delineadas personalidades, todos comparten una profunda agonía. En cierto modo, “Gritos y Susurros” es una película sobre el dolor, tanto emocional como físico. Por ejemplo, la sirvienta Anna personifica el regazo materno de forma alegórica (semejando a la Pietà de Miguel Ángel) y la muerte como un compasivo alivio al dolor que estaba sufriendo en su última y extraordinariamente hermosa escena.
El dolor físico de Agnes está en el centro de la narrativa, y la escena que muestra su insoportable dolor justo antes de su muerte es una de las más dramáticas y terroríficas representaciones del sufrimiento en la historia del cine. Maria y Karin, por otro lado, experimentan una frustrante vida de represión y horror emocional, tan atroz como la miseria física soportada por Agnes. “Gritos y Susurros” ofrece un sombrío y depresivo retrato del dolor, en tanto todos sus personajes son incapaces de encontrar alivio alguno a su dolor en la medicina o la religión. Pero esto no es ninguna sorpresa, después de todo, el fracaso de la religión en confortar un alma atormentada es un tema que domina la obra de Bergman. 
Una de las características más distintiva de “Gritos y Susurros” es su llamativa paleta de colores hecha casi exclusivamente de rojo, negro y blanco. Estos colores tienen una connotación metafórica definida para Bergman y son usados a lo largo de toda la película para respaldar la narrativa. En “Gritos y Susurros”, los colores y la fotografía parecen ser más importantes que los diálogos. El color rojo domina casi todas las escenas que se suceden en la casa sugiriendo el interior del alma y como alegoría al interior del útero (endometrio) que recordemos es el lugar donde habita el cáncer de la protagonista. El blanco es el color usualmente vinculado a la pureza de Agnes simbolizando la represión sexual. Finalmente, el negro es el color que Bergman consistentemente asocia con el clero en sus películas. Es importante notar que estos colores generalmente aparecen en dos combinaciones, ya sea rojo y blanco, o rojo y negro, creando una dicotomía visual y temática. Por lo tanto, Bergman parece sugerir como aparentemente las fuerzas opuestas afectan la condición humana, la naturaleza del alma por un lado y las represiones socio-culturales por el otro. 

Del título de la película se desprenden sonidos contrapuestos. Los gritos están relacionados con lo que nos aleja: el dolor, la angustia, la impotencia, la soledad y la culpa. En contraste, los susurros están asociados con lo que nos acerca: los sentimientos de ternura, de tolerancia, de amor y de compasión. “Gritos y Susurros” es una hermosa película que invita al espectador a pensar sobre la naturaleza de la condición humana. Para muchos espectadores, el final ambivalente de la película puede colocar a Agnes en el paraíso celestial, o bien puede sugerir la futilidad de su sacrificio. Sin duda es una auténtica obra maestra.  

Les dejo con el video de la película completa.

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Cineterapia oncológica: Maktub. España. Paco Arango. 2011

“Maktub” es el nombre que se da a esta ópera prima del conocido cantante Paco Arango que procede del árabe y significa “lo que está escrito”. Este título hace referencia a ese conjunto de casualidades que a veces suceden y parecen inevitables, como si fueran destinadas a ello. Según su propio director trató de hacer una película que levantara el ánimo e incitara al “buen rollo”.

El argumento se inicia con Manolo (interpretación soberbia del actor y psiquiatra argentino Diego Peretti) que está en plena crisis de la mediana edad. Su matrimonio con Beatriz (una casi irreconocible Aitana Sánchez-Gijón) está al borde del caos, la rutina de su trabajo le resulta insoportable y la comunicación con sus dos hijos y con la vida misma es nefasta. El destino le lleva a cruzarse con Antonio (interpretado por Andoni Hernández), un chico canario de 15 años enfermo de cáncer pero con una vitalidad muy contagiosa. A partir de entonces, su amistad con él, su madre soltera (Goya Toledo), un divertido repartidor de comida (Jorge García) y una extravagante enfermera (Rosa María Sardà), entre otros, será el inicio de un sinfín de coincidencias que cambiarán su vida en un divertido y mágico cuento de Navidad.

Paco Arango lleva trabajando muy de cerca con niños con cáncer desde hace ya 13 años y que creó en 2005 la Fundación Aladina con el objetivo de ayudar a los niños que padecen cáncer y a sus familias atendiendo sus necesidades materiales y psicológicas en distintos hospitales de España. El propio director explica que tomó el nombre de esta fundación de su primera serie televisiva. Además, los recursos económicos que genera la película Maktub son destinados a sufragar la construcción en España de un centro de trasplantes de médula ósea para niños.

El del guión de esta película, también del propio director, está inspirado en la realidad de un chico canario con leucemia (Antonio González Valerón) con el que estableció una buena amistad durante la estancia hospitalaria en Oncología Infantil del Hospital Niño Jesús de Madrid. Antonio falleció en 2009, a los 16 años, a causa de una infección tras un trasplante de médula. En este recorrido Antonio fue para todos un ejemplo de ilusión, sabiduría y ganas de vivir. El rap de la Fundación Aladina, “Sonrisas que hacen magia“, con música de Paco Arango y cantado por el propio Antonio González Valerón, es parte de su legado. Un gran recuerdo, especialmente para los compañeros del Hospital Infantil Niño Jesús, que vivieron la historia de Antonio y la filmación de Maktub.

Maktub es una película honesta, sencilla, donde se relata el cáncer infantil desde la perpectiva de las ganas de vivir. En ella se hacen referencias al gran libro de Paulo Coelho “El Alquimista”. También esta película nos ofrece la posibilidad de conocer la Fundación Aladina y sus distintos programas de apoyo y su equipo de voluntarios dentro del hospital, en el que se da especial importancia a todo tipo de actividades lúdicas mediante las cuales los niños y adolescentes aprenden a adaptarse a su situación y a su enfermedad, sin perder la alegría y manteniendo vivo el deseo de curarse. La atención a los niños se desarrolla mediante el uso de terapias de juego. Éstas les ayudan a que entiendan y puedan sobrellevar la enfermedad, la hospitalización y los tratamientos, intentando que la estancia en el hospital sea lo más agradable posible. El principal propósito es mantener viva su voluntad de curarse y atenuar el impacto de la enfermedad. 

 
Gracias por ejemplo a la importante colaboración de la Fundación Aladina con la Asociación “Hole in the Wall Camps”, cada año cientos de niños españoles pueden disfrutar de la asistencia a Barretstown (un campamento fundado en 1994 por Paul Newman). Este campamento está situado en un mágico castillo a los pies de las montañas de Wicklow en Irlanda, al que acuden chicos con cáncer y otras enfermedades de más de 22 países diferentes, para divertirse “en serio” de forma totalmente gratuita.

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Cineterapia oncológica: Stopped on track. (Detenido en el camino) Alemania. Andreas Dresen. 2011

“Stopped on track“, en alemán “Halt auf Freier Strecke” y que traducido al español sería “Detenido en el camino” es la historia de una familia que se enfrenta a una gran pérdida. La película comienza desde el principio del fin. En una clínica un médico diagnostica a un hombre de 44 años y padre de familia, de un tumor cerebral llamado glioblastoma multiforme que tiene grandes dimensiones y se sitúa a nivel frontal.
El protagonista es un hombre familiar, llamado Frank Lange e interpretado por el desconocido actor alemán de teatro Milan Peschel. Él tiene un buen trabajo y vive con su esposa Simone (interpretado por Steffi Kühnert) y sus hijos Lilly (Talisa Lilli Lemke) y Mika (Mika Seidel) en una casa moderna. Forman una familia normal, una pareja sólida, sus relaciones son armoniosas, sin romanticismo. La película irrumpe en el momento del diagnóstico. El médico le cuenta a Frank y a Simone la mala noticia de que padece de un tumor cerebral inoperable y sólo tiene un corto tiempo de vida. Con el apoyo de su familia utiliza un iPhone para mantener un diario íntimo de su declive. Con la noticia, todos los planes se truncan: los proyectos de trabajo, la casa a la que acaban de mudarse, sueños de viaje, la música. Pero la vida sigue y cada uno trata de buscar la manera de sobrellevar esta nueva realidad en su trabajo, en la escuela o en casa. La radioterapia y la quimioterapia le ofrecen un discreto peaje. Hacia el final de su enfermedad se siente demasiado débil para salir de su casa y padece alucinaciones. Su tumor aparece como un actor vano en un “talk show” nocturno organizado por Alemania TV y presentado por Harald Schmidt. Sus hijos están cada vez más sobrepasados por la situación al igual que su mujer Simone. El tumor priva a Frank de la memoria, de la capacidad de orientación e incluso del control de algunas funciones corporales básicas. La lucha contra el dolor se hace con dosis crecientes de morfina que hace que pierda su verdadera personalidad y finalmente su discurso. Frank decide morir en casa rodeado de su familia y con el apoyo de unos adecuados cuidados paliativos. Cuando la realidad agoniza y se queda todo el mundo sin palabras, su hija Lilly, profiere: “Tengo que asistir a un curso de capacitación”. 

La forma de vivir este proceso de muerte y duelo se vive de forma distinta por los distintos personajes que conforman el filme. La hija de 14 años permanece extrañamente ajena, como si la idea de la muerte para una adolescente fuera algo demasiado lejano. Los amigos, incluso algunos familiares, se sienten incómodos con la idea de la muerte. Por su parte, Frank intenta sobreponerse a lo inevitable: los crecientes síntomas de la enfermedad y el tratamiento médico. En una escena, Frank y Simone empiezan a besarse con una intimidad y delicadeza que ilustra en unos segundos todo lo que han tenido y lo que están a punto de perder. La decisión de seguir los cuidados en casa será para Simone un ejercicio extremo de amor y pondrá a prueba la fortaleza de los sentimientos de todos.

Por la ventana, el año toca a su fin. Primero se ve como caen las últimas hojas de los árboles. Luego es el invierno que cubre el paisaje de un espeso manto de nieve, blanco y silencioso.

En la web oficial de la película reza esta bonita sinopsis sobre la película:

“El doctor ha dicho la verdad. Los días están contados. ¿Por qué yo y por qué ahora? Un hombre deja atrás a su mujer y a sus hijos, a sus padres, a sus amigos, a sus vecinos y a su antigua amante, a todos aquellos que formaron parte de su vida. Cada día es un pequeño adiós. Las palabras son cada vez menos comunes, el silencio se prolonga cada vez más. Ante la ventana, el año cambia de color. Morir, un último trabajo. Quedarse solo pero sin estar solo está bien, quizás”.

Andreas Dresen, uno de los directores más reputados del cine alemán. De hecho “Stopped on track” fue galardonada como mejor película, mejor director, mejor actor y mejor actor secundario en los premios del cine alemán y seleccionada en Cannes en la sección “Una cierta mirada”, así como en el Festival de las Palmas.

En este enlace pueden ver el comentario del programa “Días de Cine” de La2.

Les dejo con el tráiler de la película. Una magnífica película que nos invita a reflexionar de una forma auténtica y desgarradora sobre el tránsito de la vida a la muerte.

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Cineterapia oncológica: Una canción para Marion.(Song for Marion) Gran Bretaña, Paul Andrew Williams. 2012


“Una canción para Marion” es una trágicomedia llevada a cabo por la mano del director británico Paul Andrew Williams. Marion (interpretada por Vanessa Redgrave) está enferma de cáncer en su fase final. Para hacer más llevadera su enfermedad y encontrar un remanso de paz acude cada tarde a una asociación de jubilados que se reúnen para cantar. Vive con su marido Arthur (interpretado por Terence Stamp), un hombre gruñón que ha perdido prácticamente la relación con su único hijo James.
Arthur es un jubilado cascarrabias. Su esposa Marion lo anima para que se una a un coro local que, desde luego, no tiene nada de convencional, con canciones subidas de tono como la de “Hablemos de sexo”. Como se deteriora la salud de Marion, Arthur está dispuesto a complacer a su esposa moribunda e incluso se compromete a tomar su lugar en el coro. La experiencia de Arthur en este nuevo entorno social lo llevará a un viaje de autodescubrimiento y a descongelar su amargura, cualidades que necesitará en su transición inminente a la vida sin Marion. A pesar de la oposición de su hijo James (Christopher Ecclestone), la directora del mismo (interpretada por Gemma Arterton)  intentará convencer al hombre para que forme parte de su grupo y, de esta forma, aprenda a aprovechar lo bueno de la vida. Poco a poco,encontrará que las mejores armas para enfrentarse a los momentos más oscuros que se le vienen encima son la música y el amor de los que le rodean. Éste será el comienzo de una aventura que le llevará por senderos no planeados y le mostrará con claridad la cara alegre de la vida. Todo ello gracias a la magnífica y carismática directora del grupo, la dinámica Elizabeth, un auténtico torbellino de alegría que se contrapondrá con el mal humor habitual del anciano. Esto también le ayudará a restaurar la relación con su hijo James, que se encontraba en un punto muerto tras años de desencuentros.
Una canción para Marion fue nominada a tres premios de Mejor Actor, Mejor Guión y Mejor Actriz de Reparto – en los British Independent Film Awards 2012.
Se trata de una película con un excelente quión y una cuidada interpretación de actores británicos de primera talla. Es cierto que es una historia lacrimógena, pero conjuga bien con muchos guiños a la sonrisa. Sin duda una película recomendable, sensible y llena de ternura que se agradece.

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Cineterapia oncológica: La Guitarra. (“The Guitar”). EEUU. Amy Redford. 2008 4.8/5 (5)

La Guitarra (“The Guitar”) cuenta en el espacio surrealista de una misma mañana a una mujer joven llamada Melody (interpretada por Saffron Burrows) que pierde su trabajo, su novio, rompiendo su relación sentimental y a su vez le informan de que tiene un cáncer terminal de laringe y que tiene un pronóstico infausto. Ante esa situación, decide perseguir sus sueños durante los meses que le quedan de vida. Retoma lo que dejó perdido en la monotonía para revivir lo que dejo atrás. Y sólo le acompaña una guitarra con la que sueña desde que era niña hasta el final.
La película fue dirigida por Amy Redford  y cuenta también con otros actores de reparto: Isaach De Bankole , Paz de la Huerta , y Richard Short.
Como he apuntado, Melody Wilder o  “Mel” es diagnosticada de un cáncer de laringe terminal. Esto es algo inverosímil pues es un tumor que con baja frecuencia se encuentra en mujeres y menos a la edad de la protagonista. Se le junta además que es despedida de un trabajo ingrato, cosa que es de agradecer y es más creíble y abandonada al mismo tiempo por su novio (cosa que también entra dentro de lo que consideraríamos normal). Sin nada que perder y dado que le auguran dos meses de vida, coge los ahorros de su vida entera para alquilar un loft palaciego vacío en el Village de Nueva York. Pensando que nunca tendrá que pagar los platos rotos, ella vive de sus tarjetas de crédito, llena el loft con los productos lujosos, se dedica sensualmente tanto el hombre de paquetería de entrega como a una chica repartidora de pizzas y enseña también a tocar la guitarra eléctrica que ella ansiaba desde infancia. Estas experiencias de vida le transforman de manera irrevocable, descubre una pasión por la vida y su voluntad de vivir intensamente. 
Se trata de una comedia desenfadada que encima es una ópera prima de la hija de un viejo conocido, Robert Redford. ‘The Guitar’ es el primer trabajo de Amy Redford. El inicio del argumento cinematográfico peca de tremendismo propio de una directora novel, basado en primeros planos de la chica y en situaciones un tanto chocantes. Luego aparecen “flashbacks” que vienen a demostrar que la verdadera pasión de esta mujer es una guitarra que siempre le acompañaba desde pequeña. Mel aprovecha su situación para irse a un apartamento de lujo y realizar un canto al consumismo más depravado, pasearse desnuda por su nuevo hogar, y rendir tributo a la libertad. Se dice que ‘The Guitar’ es una secuela irreverente de ‘Mi vida sin mí’.
‘The Guitar’ es una película de difícil clasificación con mensaje dudoso y artificial. Pretende rendir homenaje a la música, cuando ésta apenas tiene protagonismo alguno en esta historia y debería ser el eje de la película teniendo en cuenta el título. A pesar de todo ganó elogios en el Festival de Cine de Sundance 2008 por el hecho de mostrar el auto-empoderamiento de la mujer.

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